BUENAS NOTICIAS

. martes, 16 de agosto de 2011
  • Agregar a Technorati
  • Agregar a Del.icio.us
  • Agregar a DiggIt!
  • Agregar a Yahoo!
  • Agregar a Google
  • Agregar a Meneame
  • Agregar a Furl
  • Agregar a Reddit
  • Agregar a Magnolia
  • Agregar a Blinklist
  • Agregar a Blogmarks



Este dia iniciamos una seccion con la que esperamos, demos animos a nuestros lectores, aqui solo encontraran buenas noticias, esperamos encontrar muchas, si tienes alguna mandala al correo electrónico: davendas@hotmail.com y la publicamos, gracias a El Universal por publicar esta nota, que demuestra que el espíritu y la motivación hacen que el ser humano venza cualquier barrera y que muchas enfermedades tienen un gran factor psicológico.












Vence discapacidad; hoy es empresario
Carlos es experto en computación y da diversas conferencias a nivel internacional




Sábado 13 de agosto de 2011 Cristina Pérez-Stadelmann El Universal




CUERNAVACA, Mor.— Carlos Enrique de Saro Puebla nació hace 33 años, es empresario y tiene Síndrome de Down por alteración cromosómica a nivel “mosaico”, una manifestación atenuada.
Entre las formas que adopta la trisomía 21 o síndrome de Down, la “mosaico” afecta aproximadamente a 1-1.5% de las personas que tiene el síndrome. Su presencia suele despertar una gran intranquilidad en los padres, porque al presentarse con una frecuencia tan pequeña, hay un menor conocimiento de las características con que se expresa en un niño determinado.
Al llegar a Cuernavaca, Carlos ya espera a EL UNIVERSAL en la puerta de su casa. La ansiedad, el nerviosismo y la extrema expectativa son algo que no oculta. Prefiere decir que está muy nervioso por la puntualidad de la entrevista. Ha citado también a cada integrante de su equipo. Son las 12 del día. Casi todos llegan a tiempo. Señala a aquel colaborador que no llegó puntual. Viste formalmente, y es amable en el trato. Su cuerpo es atlético. Asiste al gimnasio.
Su historia es singular: supo que padecía Síndrome de Down hasta hace cinco años, al cumplir los 28. Así fue porque sus padres decidieron no informarle de su condición; prefirieron que avanzara en sus estudios a su propio ritmo y sin ninguna información que pudiera interferir en su esfuerzo y desarrollo.
En el hospital, cuando Carlos nació, un familiar le comentó a su madre: “En el cunero hay un niño con rasgos raros”. A partir de ese momento, ella prohibió que se hiciera cualquier comentario al respecto. La integridad y dignidad de su hijo estaban por encima de todo.
Carlos Enrique cursó la primaria en una escuela Montessori; la secundaria y la preparatoria en escuelas regulares, junto a niños con y sin discapacidad.
La revelación de condición ocurrió cuatro días antes de que su padre —tenor de la obra My fair lady— falleciera por una enfermedad que lo mantuvo en cama durante dos años. Ese día, Carlos le llevó un diploma que recibió en la escuela. Su papá le dijo: “Y pensar que creía que tendrías problemas con tu inteligencia y desarrollo...”.
Carlos preguntó la razón del comentario. Su padre decidió confesarle que tenía Síndrome de Down y que se sentía orgulloso de él; que debía entender que tenía un cromosoma más a su favor para realizar lo que se propusiera. En su casa quedó prohibido el término discapacidad intelectual para referirse al primogénito de los Saro Puebla.
“Entonces comprendí por qué mi paso por la escuela no había sido fácil, por qué me decían apodos, entre otros ‘mongol’, por mis características físicas. Entendí por qué las mujeres me rechazaban: porque era un hombre hiperactivo; comprendí por qué no me atrevía a dar un paso en la calle sin estar acompañado por mi madre los fines de semana, y por qué en la escuela nunca me atrevía a participar en grupo. Recuerdo que mis compañeros, al verme, me gritaban, refiriéndose a mí: “¡Ahí viene el camión de la basura!”.
Después de la confesión paterna y la posterior confirmación materna, la vida de Carlos dio un giro radical. Saber que tenía Síndrome de Down lo impulsó a enfrentar más retos, a estudiar, informarse y analizar la enfermedad. Averiguó que este síndrome es una alteración genética ocasionada por la presencia de un cromosoma extra en el par 21. Ocurre aproximadamente en uno de cada 773 nacimientos y es la causa de discapacidad intelectual de origen genético más común en el mundo. Supo también que, aunque se desconoce el origen de dicha alteración, no está relacionado con la nacionalidad, raza, religión o condición socioeconómica.
Decidió entonces continuar con su formación académica como técnico en computación en una escuela privada de Cuernavaca y comenzó a participar en un programa de talleres dirigidos a padres de familia en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, lugar en el que también estudió su hermano menor.
Ahí obtuvo herramientas para fortalecer su autoestima, motivarse y motivar a los demás: “Estos cursos eran para mi padre, pero al fallecer decidí entrar a clases en su lugar, como un homenaje a él [...] En el Tec tomé cursos de manejo de emociones y comencé a contar mis experiencias de vida como persona con capacidades distintas. Supe que podía ser un buen orador”.
Carlos continuó asistiendo a cursos de asertividad, desarrollo personal y habilidades del pensamiento; diseño de imagen, etiqueta en la mesa, historia del arte, desarrollo empresarial y macroeconomía. Fue durante estas capacitaciones que decidió que la palabra discapacidad no estaría en su vocabulario. Hoy le interesa potencializar las capacidades de aquellos que tienen Síndrome de Down.
La computación ha sido su fuerte y su cartera de clientes aumenta. Durante su infancia, su madre Andrea lo integró a las clases que tomaba su hermano menor, incluyendo piano.
Ofrece servicios de asesoría y computación a negocios y empresas; da soluciones en tecnología e informática, así como capacitación empresarial en inglés. Entre los objetivos de su empresa está el emplear a personas con capacidades diferentes. También da cursos de computación a domicilio.
Carlos siguió tomando cursos de desarrollo empresarial y entró a la incubadora de empresas del Tec de Monterrey. Envío una carta al presidente Felipe Calderón solicitando apoyo para el crecimiento de su empresa, y lo obtuvo a través de la Secretaría de Economía. Se vinculó con la Cámara de Comercio de Morelos; creó una empresa dedicada a la computación, en la que laboran aproximadamente seis personas. Es un joven emprendedor que, confiesa, debe controlar su hiperactividad y la inquietud que lo rebasa.
Ha dado conferencias en Monterrey, Nuevo León, y en Oklahoma, Estados Unidos. Participó como oyente en el 38 Congreso de Síndrome de Down, en Orlando, Florida, y fue invitado al 34 aniversario de la Escuela Normal Superior de La Paz, Baja California Sur. Ha llevado su mensaje a padres de niños con Down y autismo. En EU es reconocido como promotor de derechos de las personas con discapacidad.
En 2009 dictó una ponencia en Oklahoma sobre internet, autoestima y no discriminación; en octubre pasado impartió la conferencia No a la discriminación, en la Escuela Normal de Baja California Sur. En próximas fechas dará conferencias en Bogotá, Colombia, y en Campeche. Entre sus planes está casarse y tener hijos.
“Nosotros, las personas con Síndrome de Down, podemos aportar mucho por nuestra comunidad y por nuestro país. Es cuestión de esfuerzo y de voluntad. No nos quedemos en las esquinas, esperando”, dice.
“¡No a la discriminación!”, es el grito con el que concluye la entrevista.




Igual que Carlos, nosotros en Realidades Hoy decimos ¡No a la discriminación!


0 comentarios: