Adolfo Orive
Tomando en cuenta lo anterior, no debe sorprender que estemos ante otro intento de las bancadas mayoritarias por emitir una ley que lastime severamente al tejido social y afecte libertades básicas consagradas en nuestra Constitución. Pretextando la alarmante crisis de seguridad y ausencia del Estado en muchas zonas del país, buscan facultar al titular del Ejecutivo a fin que pueda solicitar la intervención de las fuerzas armadas en contra de “movimientos o conflictos de carácter político, electoral, de índole social o del trabajo”, cuando considere que “constituyan un desafío o amenaza”.
Tan lesiva propuesta deja al arbitrio del grupo en el poder, y más grave aún, de una sola persona, determinar si un hecho específico representa una amenaza o desafía la seguridad interna, disponiendo en consecuencia del ejército y otros cuerpos responsables de la seguridad nacional.
Ante este panorama tan adverso, he de insistir en la necesidad de generar la asociación consciente de los mexicanos, que los millones y millones de personas afectadas por esta voracidad en el ejercicio del poder se organicen, nos organicemos. Informando de manera personal, por las redes sociales, o correo electrónico a cada vez más personas, éstas podrán formar un mejor juicio respecto al acontecer nacional y no necesitaremos intermediarios que responden a intereses distintos a los de la mayoría. Que seamos ciudadanos haciéndonos de los espacios públicos virtuales.
La realidad establece que de poco sirve quejarse y, contrario a lo que muchos piensan, nuestra labor como agentes de cambio desde la izquierda debe ir más allá de evidenciar el fracaso y ausencia del Estado.
Nunca antes en la historia de nuestra nación tantos mexicanos habían protestado en las calles, por eso es importante empoderar a esos millones. Es vital para el futuro inmediato que cobren vida orgánica y participen activamente en las decisiones y políticas públicas del gobierno. Es casi un despropósito optar por la vía cómoda del señalamiento sin tomar acción.
Hoy, somos testigos de otra arremetida por parte de PRI y el PAN por derruir los derechos humanos y continuar con la política de sembrar terror entre la población. Eso pasaba hace muchos años y dimos la batalla en muchos frentes. Las circunstancias cambiaron y ahora somos, insisto, millones los que, de organizarnos y construir desde abajo, entre todos, poder popular podremos evitar ser objeto de esta clase de intentos por totalizar el Estado. Tenemos ante nosotros el enorme reto de brindar a nuestra sociedad el carácter democrático en todo el sentido de la palabra, es decir, que se ejerza el poder del pueblo.
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